Para entender el hábito 4 piensa en la acción de chocar las palmas.
Recuerdo un sermón que leí de la iglesia Lake Street de Evanston, que ilustra de manera hermosa este tema.
Hace poco alguien me recordó una historia que le gustaba narrar al difunto senador Pablo Simon... Cada vez que la contaba, se le hacía un nudo en la garganta ylos ojos se le arrasaban. Es el relato de unos juegos parolímpicos que a él le tocó presidir. Llegó la hora de una carrera a pie. Los corredores ya estaban colocados en la línea de salida; todos tenían alguna discapacidad. Sonó el disparo de salida y arrancaron.
Casi a un tercio de la carrera, uno tropezó y cayó. Los espectadores emitieron un ¡ay!, pero asombrosa y espontáneamente, los demás corredores se detuvieron en seco. Uno por uno dieron media vuelta y volvieron sobre sus pasos para ayudar al caído. Lo pusieron de pie y reanudaron la carrera avanzando juntos hasta la meta. Todos se habían reconocido en el compañero caído.
Aunque hay espacios destinados a la competencia sana, como los deportes y los negocios, la vida no es una competencia, y menos cuando se trata de las relaciones humanas. Piensa en lo absurdo que resulta esta frase: 2¿Entonces quién va ganando en la relación, tu mamá o tú?" Tratandose de relaciones humanas, si no van ganando ambos, acabarán perdiendo ambos.
La actitud de ganar-ganar es indispensable para tomar decisiones importantes en cuanto a elegir amigos y novio o novia, o llevarse bien con los padres.
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