martes, 26 de marzo de 2013

Historia de dos adolescentes

Imagina a dos chicas de 19 años que están a punto de graduarse de la adolescencia. Cuando tenían 13 años pasaban por situaciones similares. Pero ahora, a los 19, sus decisiones las han llevado a circunstancias muy distintas.

ELLA ES ALLIE.
Sonríe mucho. Está en la universidad y comparte su cuarto con dos excelentes compañeras; las tres se la pasan muy bien. Allie tiene una beca y trabaja medio tiempo como adjunta de profesor. Planea graduarse en dos años en literatura inglesa para luego dar clases. Actualmente sale con dos chicos, pero aún no formaliza una relación con ninguno. Durante sus años de adolescencia casi no salió con chicos, lo cual la hacía sentirse un poco insegura, pero está orgullosa de no haberse acostado con todo el que se le pusiera enfrente. Desea conocer a un hombre maravilloso y casarse algún día.

A los 15 años, Allie probó las drogas una vez, pero se dio cuenta de lo tonto que era eso. Desde entonces, salvo una copa de vino ocasional, Allie no bebe, ni fuma, ni consume drogas. Está libre de adicciones. Todos los domingos por la noche habla por teléfono con su mamá, a quien llama "su mejor amiga". Aunque tiene problemas, en general es segura de sí misma, se ha propuesto metas en la vida y se siente feliz consigo misma

ELLA ES DESIREE.
Es increíblemente guapa, pero su atoestima anda por los suelos. Cuando le preguntan por qué, contesta: "No se. Siempre estoy pensando que estoy gorda y fea".

Desiree empezó a fumar a los 14 años, ahora se termina dos cajetillas al día, aunque asegura que podría dejar el cigarrillo mañana mismo.
Trabaja tiempo completo en una tienda de abarrotes y gana el salario mínimo. A pesar de que concluyó la preparatoria, en realidad nunca se esforzó en la escuela y no ve la necesidad de prepararse más. Vive sola en un departamento y tiene varios novios que se quedan a dormir. Durante la prepa, anduvo con muchos chicos y se vio envuelta en relaciones destructivas. "Parecía que siempre buscaba a los perdedores", dice.
Desiree no lleva una buena relación con sus padres. Y casi no se comunica con quienew eran sus mejores amigas en la prepa. No sabe qué quiere hacer con su futuro y a menudo se deprime.

Dos chicas. Dos resultados completamente diferentes. ¿Por qué? Por sus decisiones. ¿Empiezas a ver por qué es tan importante tomar decisiones inteligentes respecto a la escuela, los amigos, los padres, el noviazgo, el sexo, las adiccionesy la autoestima?

EL EXPERIMENTO DE LOS DIEZ AÑOS

Antes de continuar, realiza este pequeño experimento:
Preséntate con alguien como si fueras diez años menor y háblale de ti
Si te llamas Jaime y tenes 17 años, dirás algo como: "Hola, me llamo Jaime. Tengo siete años y vivo en la Ciudad de México, con mis papás y mi hermano menor, que tiene cuatro. Acabo de terminar el primer año. Tengo un pez dorado llamado Mancha y me gusta colorear y jugar futbol. Estoy feliz".
Si estás leyendo este libro y hay alguien cerca, haz el experimento con esa persona, pero aclárale que es parte del ejercicio de un libro, para que no piense que te volviste loco. Ponte en el papel del niño que fuiste diez años atrás y pídele que haga lo mismo. Y bueno, si te encuentras solo o te da pena (se vale), simplemente llena los siguientes espacios en blanco.



La fecha de hace diez años es:
Me llamo:
Tengo _____ años
Vivo en:
Vivo con:
Las cosas que más me gusta hacer son:
Me siento:

Ahora cambiemos de estretegia. El ejercicio consistirá en que te presentes con la misma persona como te gustaría ser dentro de diez años. Dile qué haces y cuéntale un poco sobre ti. Recuerda, es como te gustaría ser dentro de diez años. Así que Jaime diría algo como: "Hola. Soy Jaime. Tengo 27 años y vivo en Buenos Aires, Argentina. Me acabo de casar con una mujer maravillosa que se llama Jazmín. Hace unos años me gradué en música en la Universidad de Granada y ahora doy clases de pieano en una escuela privada. Adoro a mi familia y la veo muy a menudo. Me siento muy bien por el rumbo que le he dado a mi vida".

La fecha dentro de diez años es:
Me llamo:
Tengo ____ años
Vivo en:
Vivo con:
En los últimos diez años he hecho esto:
Me siento:

Acabas de realizar un viaje en el tiempo. Cuando retrocediste diez años, ¿qué recuerdos te surgieron? ¿Estabas en un buen o mal momento?
¿Y qué hay del futuro? ¿Qué viste dentro de diez años? ¿Qué quieres hacer y en quién te quieres convertir en la próxima década?

LIBRE PARA ELEGIR

La buena noticia es que el lugar donde estés dentro de diez años depende de ti. Eres libre para elegir qué quieres hacer detu vida. Eso se llama libre albedrío o libertad de elección y es un derecho con el que naciste y, mejor aún, ¡que puedes ejercer de inmediato! En el momento que quieras puedes hacer la elección de mostrar más respeto por ti mismo o dejar de salir con amigos que te deprimen. Finalmente, tú eliges ser feliz o desdichado.
Sin embargo, aunque eres libre para elegir, la verdad es que no puedes escoger las consecuencias de tus decisiones. Están predeterminadas, vienen en paquete. En pocas palabras, te llevas todo o nada. La elección y la consecuencia van juntas como las papas fritas y las hamburguesas. Por ejemplo, si decides poner poco empeño en la escuela y no ir a la universidad, sufrirás las consecuencias naturales de ellos; por decir, se te dificultará conseguir siquiera una entrevista para un empleo bien remunerado. De la misma manera, si decides inteligentemente con quién sales y evitas las relaciones sexuales ocasionales, las consecuencias serán que gozarás de una buena reputación y no te preocuparás por enfermedades de transmisión sexual (ETS) ni embarazos no deseados.
La palabra decisión proviene de la raíz latina que significa "cortar". Decir "sí" a una cosa implica decir "no" a otra. Por eso, a veces las decisiones pueden ser difíciles.
Al tomar una decisión una vez y cerrar ese capítulo siempre estarás mejor que si vuelves sobre lo mismo una y otra vez. Por ejemplo, cuando yo era adolescente decidí que no iba a fumar, beber, ni consumir drogas. (Desde luego, no me pongo como el gran héroe, porque cometí muchos errores de adolescente, como te mostraré más adelante. Pero esto sí lo hice bien.) Así que evitaba las fiestas en las que todo el mundo acababa ahogado. Elegí no salir con chicos que consumieran drogas. Nunca sentí la presión de mis compañeros porque ya había tomado una decisión a ese respecto una sola vez, y no tenía que seguir decidiéndolo una y otra vez.
Algunos podrían decir que me perdí de mucha diversión. Tal vez sí. Pero a mí eso me dio libertad: me liberó de drogarme y cometer una estupidez, me liberó del riesgo de un accidente por conducir ebrio, me liberó de las adicciónes.

Las 6 grandes decisiones. Tú eliges.



Hay seis decisiones clave quetomas durante la adolescencia, las cuales pueden construir o destruir tu futuro. Así que elige con sabiduría y no las eches a perder.

Sin embargo, si llegaras a errar, no es el fin del mundo. Simplemente vuelve al camino con rapidez y empieza a tomar decisiones más inteligentes.
Hoy en día ser adolescente es más difícil que nunca. Aunque quizá tus abuelos hayan tenido que sortear muchas dificultades para ir a la escuela, los retos que se te presentan a ti son distintos: porejemplo, bombardeo de los medios, fiestas enlas que hay drogas, prnografía en Internet, abuso sexual, terrorismo, competencia global, depresión y mayor presión por parte de tus compañeros. ¡Es un mundo totalmente distinto!
Aunque sigo haciendo travesuras, ya no soy un adolescente, pero recuerdo vívidamente los altibajos por los que pasé. La mayoría de mis problemas empezaron al nacer. Mi padre decía: "Sean, cuando naciste tenías unos cachetes tan grandes que el doctor no sabía dónde dar la nalgada". No estaba bromeando. Deberías ver mis fotos de bebé. Mis cachetes cuelgtan de mi cara como globos llenos de agua. Ya te imaginarás que todo el tiempo me molestaban.
Una vez estaba con los niños de mi calle saltando en nuestro trampolín. Jugábamos a imitar los movimientos que había hecho el anterior, y era mi turno. Susan, mi vecina, no pudo evitar decir lo que todos pensaban:

-Vean cómo rebotan los cachetes de Sean. Son tan grandes...

David, mi hermano menor, trató de defenderme:

-Pero no son de grasa. Es puro músculo.



Su defensa fracasó y todos se rieron de mi nuevo apodo: "Cachetes musculosos".
Mis problemas continuaron en la secundaria. Odié el primer año y he decidido olvidarlo caso pir completo. Lo que que sí recuerdo es que aún tenía cachetes grandes y un chico de segundo llamado Scott no dejaba de provocarme para que peláramos. No sé por qué me molestaba, nunca habría peleado con él. Tal vez porque estaba seguro de darme una paliza. Me esperaba en el pasillo con sus amigos y me retaba después de mi clase de álgebra. Yo le tenía miedo y lo rehuía, pero un día me acorraló.

-Oye, Covey. Si, tú, gordo marcón. ¿Por qué no peleas conmigo?
-No se...

Entonces me pegó muy fuerte en el estómago y me sacó el aire. Yo estaba demasiado asustado para devolverle el golpe. Después de aquello me dejó en paz. Pero me había humillado y me sentía como un perdedor. (Por cierto, ahora soy más corpulento que Scott y sigo buscándolo... ¡Es broma!)
Cuando entré a la preparatoria, me llevé la grata sorpresa de que mi casa creció y mis cachetes se redujeron, pero hubo otros problemas. De repente tuve que tomar decisiones importantes para las cuales no estaba listo. En la primera semana me invitaron a unirme a un club con estudiantes de último año que bebían mucho. Ni quería unirme al club, ni ofenderlos. Empecé  a hacer nuevos amigos... y a ver a todas esas chicas nuevas. Una me gustó. Era bonita y agresiva, lo que me emocionaba y atemorizaba a la vez. me preguntaba tantas cosas... ¿Estaba bien que me gustara esa chica? ¿Con qué amigos debía salir? ¿Qué clases debía tomar? ¿Debía ir a cierta fiesta?? ¿Cómo podía combinar escuela, deportes y amigos? En ese momento no lo sabía, pero ésas fueron algunas de las decisiones más importantes que he tomado en la vida.
La idea de este libro surgió cuando hice una encuesta entre cientos de adolescentes de todas partes. Les envié la pregunta "¿Cuáles son tus mayores retos?", y he aquí lo que algunos respondieron:

El estrés. Tratar de que todo encaje es mi reto número uno porque tengo mucho sobre la mesa.
Mis padres. Tengo que lidiar con ellos todos los días y es agotador.
La escuela y las calificaciones. Mi mamá me grita.
Lidiar con la sexualidad. Tengo que ser capaz de tomar las decisiones adecuadas en este momento para no tener que vivir con mis errores después. Parece que si no tienes relaciones sexuales de adolescente eres un mojigato o algo así.
Prepararme para la universidad. Está a la vuelta de la esquina y en realidad lo he dejado de lado. Cada vez que intento pensar en eso termino con un terrible dolor de cabeza, así que mejor no lo hago.
El divorcio de mis padres. Siempre se pelean por ver a quién le toca la visita.
El drama de la preparatoria. ¿Quién está saliendo con quién? La popularidad. El mejor cabello. El chico más atlético. ¿Quién tiene dinero? ¿Quién dijo esto acerca de ellos? ¡Es ridículo!
Dinero. El dinero apenas alcanza para vivir.
La presión de los compañeros es un gran problema. Yo cedo con mucha facilidad, con la gente adecuada.
Los amigos. Sólo me sacan de quicio. Ya no convivo con ellos. Nome hacen caso y forman sus grupitos. Me siento excluido, así que últimamente me he alejado de ellos.
Me preocupa la seguridad de mi familia porque al salir a la calle te pueden matar. La mayoría de las personas no van a la escuela para drogarse. Temo por mi hermano y hermana menores.
Salir con alguien. No salgo con nadie y ya tengo 17 años. Mis amigos se burlan y me hacen sentir que me estoy quedando rezagado.
El cuerpo y el aspecto. Batallo con mi peso todo el tiempo
Estudié todas las respuestas. También entrevisté a un buen número de adolescentes de diversos sitios durante tres años. Y surgió un patrón. De los 999 retos diferentes que se mencionaron, seis me llamaron la atención.
Conforme analicé más a fondo, descubrí que a cada reto correspondía una decisión  varias). Algunos de los adolescentes que entrevisté habían tomado decisiones inteligentes, y otros, erróneas. Así que algunos eran felices y otros eran un mar de confusiones. Esos retos implicaban decisiones con más de una posibilidad y consecuencias enormes. Al final quedó claro que al afrontar esos retos debes tomar las seis decisiones más importantes de la adolescencia.

  • Escuela. ¿Qué vas a hacer en relación con tu educación?
  • Amigos. ¿Qué clase de amigos elegirás y qué clase de amigo serás?
  • Padres. ¿Te vas a llevar bien con tus padres?
  • Noviazgo y sexo. ¿Con quién vas a salir y qué harás respecto al sexo?
  • Adicciones. ¿Qué harás respecto a fumar, beber, consumir drogas y otro tipo de adicciones?
  • La propia valía. ¿Optarás por quererte a tí mismo?
Quizá no hayas meditado mucho sobre esas decisiones. O quizá estés luchando con una de ellas o con todas. Sea cual sea tu situación, necesitas aprender lo más posible sobre cada decisión, las ventajas y desventajas, lo bueno y lo malo, de modo que tomes decisiones informadas, con los ojos bien abiertos. No querrás lamentarte con el tiempo: "si lo hubiera sabido..."
Muchas de las decisiones que tomas cuando eres adolescente pueden cambiar tu vida para siempre. En su libro Standing for Something ["En pos de algo"], el líder religioso Gordon B. Hinckley cuenta esta historia de cuando era jóven:

Cuando trabajaba en una oficina de ferrocarriles en Denver, estaba a cargo del equipaje y del tráfico exprés en trenes de pasajeros. Un día recibí una llamada de mi homólogo en Nueva Jersey, quien decía que un tren de pasajeros había llegado sin el vagón de equipaje. Trescientos clientes estaban furiosos, y con justa razón.
Descubrimos que el tren había viajado de Oakland, California, a Saint Louis, donde el guardagujas había movido por error una pieza de acero apenas unos ocho centímetros. Esa pieza era un punto de cambio y el vagón de equipaje que debía haber estado en Newark se hallaba en Nueva Orleans, a 2250 kilómetros de distancia.
Las cárceles de todo el mundo se encuentran llenas de personas que tomaron decisiones poco inteligentes e incluso destructivas, individuos que movieron ligeramente un punto de cambio en sus vidas y pronto estuvieron en el camino equivocado, rumbo al lugar equivocado.

Cada una de esas seis decisiones es como un punto de cambio, una pequeña pieza de acero de ocho centímetros que nos llevará por el camino correcto o el equivocado a lo largo de cientos de kilómetros.